Poema del Ocho
Tiene el Ocho la forma del infinito
que se hermana con lo finito
como círculo perfecto, redondo,
dialéctico y subterráneo
como lo supieron los antiguos sabios
los reveladores misterios
que mezclaron con arte
la oscuridad y la luz
el error y la verdad
el prejuicio y la virtud
en la conciencia del hombre
en los sueños del hombre.
Gracias por tus números cercano Pitágoras
Gracias por tu geometría notable Platón
Gracias por la palabra libre amigo Aristóteles
Gracias por tu sabiduría infinita,
Sócrates, por unir Oriente
con lo que llaman Occidente.
Gracias en fin por regalar un Ocho
limpio, despejado, claro
como el día, como el sol, como el alma.
Siempre voy a estar a tu lado
Mario Ciudad subió del infierno
a las dulces estrellas blancas
delgado, enfermo, casi solo
con tranco seguro y manitos de niño
recobrando la inocencia perdida
la risa que nos congelan de a poco
en este tránsito en este puente
donde cada cual hace lo suyo.
Mario vive hace horas en el infinito
de mortal paso a ser eterno
de filósofo llegó de un brinco
a ser consejero de Dios
de amigo constante se transformó
en escudo, en protección azul
que danza y danza y fluye
entre mis brazos y mis piernas.
¿Cuántos años defendiendo a los débiles?
¿Cuánta pasión entregada a tus causas
cuanto sur de Chile pospuesto, detenido
porque tenias uno que otro deber?
¿Cuánto amor contenido, cuantas flores,
cuanta paz conculcada?
Mario, ahora que has muerto
a los ojos del ignorante
has comenzado a vivir.
Ahora que no hablas
Has empezado a musitar.
Ahora que callas
te pusiste a cantar.