LOS OLVIDADOS

Llegan presurosos otra vez

los desaparecidos olvidados

golpean mi conciencia como piedras

mi puerta vieja con sus puños

sin fuerza con amor

con alguna lágrima también desaparecida.

Les queda poco o casi nada.

Unos huesitos que no sé donde están

unas miradas alegres que conocí

unos órganos desparramados solos

entre tierra y mar entre olivos y sol

cargando una amargura oficial justificada

por informes que no los descubren

por demasiados jueces que han callado

por los culpables que mienten

todos los días todas las noches

mientras juegan a las cartas.

Los demás, los que no son responsables,

olvidan y callan, otros se mueren,

otros pocos justifican lo que no entienden,

otros los recuerdan de tanto en tanto

en los aburridos discursos gubernamentales.

Pero los desaparecidos retornan

con sus banderas imaginarias,

los recuerdan en casi toda América

menos en la que es su patria.

Los abrazo no sé como

los beso con pasión con fuerza

les digo que venceremos

aunque perdamos todos los días

hasta que yo me desaparezca

como otro desaparecido.


Enrique Sáez Ramdohr

24/05/2009